Esta enorme estancia, de bóveda de cañón y serpenteantes columnas blancas sobre piedra gris, cumple dos funciones. Por un lado, es el comedor; sobre las baldosas de un tono beige muy oscuro se sitúan mesas de madera largas siempre a rebosar de comida: frutas, pan, carne... los criados de las cocinas se encargan de reponerla cada cierto tiempo. El bufón y el juglar del Rey suelen estar siempre presentes para deleitar a los nobles y caballeros con música y actuaciones.
Por otro lado, de cuando en cuando, el comedor se convierte en una sala de audiencias con una mesa larga, en torno a la cual se reúne el Rey y su consejo de caballeros, para decidir actos por el futuro del Reino, mejoras para la Inquisición y otros debates políticos.