Nace del corazón de las montañas y fluye con elegancia como una serpiente plateada y azul, atravesando los campos que circundan el Reino. Bajo las coníferas resulta agradable sentarse a disfrutar del placentero murmullo del agua, siempre fresca. Sin embargo no es prudente bajar la guardia, los salteadores de caminos suelen aprovechar este idílico lugar para desembolsarles monedas a sus víctimas.